El tiempo se vio afectado en Raphinha. En realidad, el paso del Barcelona se ha convertido en un vía crucis para el delantero brasileño. El elevado precio de su apuesta (58 millones) en un Barça frágil económicamente le afecta, pero sobre todo le atormenta con poco protagonismo. En su primera campaña había estado a la sombra del favorito de Xavi Hernández: Dembélé. Pero con la salida de los Franco al PSG parece que el papel de Raphinha en el Barcelona ha cambiado. Y por eso no podría haber tenido mejor padrino. Su exgente es Deco, actual director del deportivo de Barcelona. Sin embargo, el extremo siguió incómodo en el equipo azul.
Espera a que el Barcelona de Xavi gire los planos a tiempo. En su peor momento en el Banquillo de Montjuïc, el técnico catalán se apoyó en la experiencia. Vieja fórmula: en los enfermos, los veteranos. “Conocemos el equipo que tenemos, confiamos mucho en el trabajo que hacemos con el entrenador. No pudimos dar los resultados, pero lo hicimos bien en la Champions y sabemos que también queremos hacerlo”, explica Araujo. Entonces, cuando ya sabía que su hijo tenía un mal día -los dos delante de Porto, Atlético de Madrid y Girona-, Yamal lamina.
La estrategia de los veteranos funcionó ante el Oporto (2-1) y Xavi la replicó ante el Atlético. “Los jugadores dieron un paso adelante. Hicimos una gran fiesta. Me voy muy satisfecho”, dijo Xavi. El club, para Xavi, estaba en el lateral derecho. Un ala, precisamente, que sirve para darle dolor de cabeza al entrenador. Porque el fútbol de Raphinha no ha terminado de organizarse, pero también porque cuando creyó que Cancelo había acallado las preguntas de Koundé, Alejandro Balde se acordó de su nivel. No pidió a Xavi más remedio que mandar al portugués al lateral izquierdo. La rivalidad entre Koundé y Araujo surgió una vez más por ver quién era el que se convertía en el eje central de la zaga.
El año pasado fue Koundé el que se quejaba. “Me siento más cómodo en el centro”, afirmó el francés. Este año, justo antes del duelo ante el Atlético, Araujo fue quien protestó. “No me gusta jugar de lateral”, aseguró a Uruguayo la semana pasada. Los problemas de Xavi en la Zaga quedaron patentes cuando Iñigo Martínez, titular en los dos últimos partidos del Barcelona, se lesionó por el calor de Montjuïc. Pero el técnico no transformó su idea. Le pedí a Christensen que reemplazara el lavabo central y no toqué el plano divisorio. Su idea era que Koundé y Raphinha se mezclaran por la banda derecha para doblegar al talentoso Riquelme. Está decidido, atacado y atacado por los sectores brasileño y francés.
Koundé tiró del campo, mientras el zurdo Raphinha se sentaba dentro. Y fue el primero en advertir que el Barça estaba dispuesto a atacar al Atlético. En cualquier caso, el empujador falló. Tanto es así que te sientes cómodo en una fila que se estrelló en el post. No se equivocó, sin embargo, cuando aceleró una contraataque para encontrarse con João Félix, que no tuvo ni un poco de nostalgia por batir a los de Oblak y el acto siguió para celebrar el 1-0 del querido Atlético en Montjuïc. La hinchada azul, que había ignorado a Griezmann, se fue con el portugués. “João Félix, oe; João Félix, oe”, cantaban una y otra vez los barcelonistas. Acertaron, presumiblemente, pero también cuando los rojos recurrieron al zoom (recibió cinco faltas), especialmente duro cuando Ferran Torres sustituyó al portugués.
Giménez provocó a Félix en el campo hizo oídos sordos. “Me llevo bien con todos mis excompañeros, sé que no tengo nada que estar con ellos, me llevo bien con todos, los quiero mucho, quiero menos a los mejores cuando juegan contra nosotros. Al Cholo no me lo cruzado”, comentó el delantero. João Félix Marcó, pero Raphinha trabajó en un Barça que necesitaba volver a la victoria en la Liga, por lo que de todos modos era necesario volver al buen juego. Pocos rivales más ídolos que el Atlético, competencia en la lucha por el título y sin duda uno de los mejores equipos de la temporada.
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