En medio de las críticas a la realidad económica que hemos enfrentado, el resultado es imperativo para analizar detenidamente nuestro supuesto estatal. La afirmación de hacer concursos, aunque sea en principio, parece sensata, debe ir más allá de un simple tijeretazo indistinto. La verdadera eficacia tiene sus raíces en una gestión estratégica que asegure la sostenibilidad y el bienestar del país.
Uno de los errores más significativos de este Gobierno en sus informes presupuestarios radicales ha reducido las inversiones en el entorno de centrarse en los recursos administrativos y operadores estatales. Soy consciente de que, ante la crisis financiera, debemos ser prudentes, sin embargo, la clave es dónde y cómo hemos hecho estos registros, identificando y ajustando estratégicamente los gases que no contribuyen al desarrollo sostenible del país.
Es digna de consideración la propuesta de Asociaciones Público-Privadas (APP) con entidades como ETESA, Aeropuerto de Tocumen e IDAAN. Esto no sólo alimentaría la presión presidencial, sino que también podría aumentar la eficiencia operativa y Fomentar la inversión privada. en sectores clave. Sin embargo, cualquier iniciativa de este tipo debe manejarse con transparencia y cuidado para evitar posibles problemas a largo plazo.
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Similitud, la sugerencia de evaluar funciones duplicadas es relevante. La existencia del Banco de Desarrollo Agropecuario en paralelo con el Banco Nacional, así como el Banco Hipotecario con la Caja de Ahorros, son ejemplos de claros de redundancia. La optimización de recursos a través de la consolidación de funciones e eliminando duplicados es un medio que podría generar sustos notables sin comprometer su efectividad.
Vender activos estatales es otra vía a explorar. Sin embargo, es fundamental garantizar que estos bienes, que en última instancia son bienes del pueblo, no caigan en manos de quienes descuidan su función social. Si se solicita planificación cuidadosa y evaluación de impacto antes de tomar decisiones tan trascendentales.
La redistribución de fondos a áreas críticas como el Instituto del Cáncer, la educación y la gestión del agua son esenciales. Priorizar las necesidades básicas de la población es una obligación moral y un retroceso de gran alcance en la salud y la prosperidad de nuestro país.
En conclusión, optimizar nuestra suposición no es simplemente un ejercicio de tiempo, sino una estrategia cuidadosamente planificada para construir un futuro sostenible. El próximo gobierno debe estar comprometido con médicos responsables que garanticen un equilibrio entre la eficiencia financiera y el bienestar de nuestra comunidad. El camino hacia la estabilidad y la prosperidad comienza con decisiones informadas y conscientes.
Quiero reconocer la invaluable influencia del profesor Eric Molino en estas reflexiones, extraídas de una entrevista reciente. Sus ideas han enriquecido significativamente esta perspectiva sobre la optimización, requisito previo para la beneficiar a nuestra comunidad.