Pere Riba, ya sabes, es “un chico humilde” que se propone “aprender todo sobre el mundo”. Y durante seis años fue uno de esos tenistas modestos que navegaban por la parte intermedia del circuito, sin hacer ruido, derrapando, prescindiendo de estrellarse. Iba a ser el 65 del mundo y planeaba una carrera de fondo, hasta que un día, en abril de 2018, un conductor que tenía un sentimiento contrario lo enredó mientras conducía en Florida, donde practicaba. Lo intenté, pero un año después él tomó el negocio. “Una experiencia como esta te cambia. Cuando estás en la rutina no hay nada en qué pensar, pero cuando la vida te deja entrever estas, empieza a pensar las cosas de otra manera”, afirma. Dejé al jugador, pero lo di todo al entrenador que hoy gana y triunfa. Pero no por casualidad. Ahí detrás hay método.
El caso que llevó a Coco Gauff a la cámara de Nueva York en septiembre, lleva hoy a Qinwen Zheng a una situación extraordinaria. China, a sus 21 años, jugará hoy (9.30, Eurosport) la final del Open de Australia ante Aryna Sabalenka y, tras lo ocurrido, la luna figurará hoy entre las más fuertes. Tengo talento y tiros en esta raqueta. Pero el orden fue incorrecto. Y yo era Riba, con quien anteriormente había trabajado año y medio, hasta que decidí separar mis caminos del Roland Garros del año pasado. Entonces atendí la llamada de Gauff, un proyecto atractivo que terminó antes de lo esperado por una cuestión personal. Riba quería volver a Barcelona y reencontrarse con Zheng, aunque éste instaló su centro de operaciones en Andorra.
“Son dos jugadoras distintas, las dos espectaculares”, responde. “Cuando empezó con Qinwen, empezó a terminar su tercer año y el proceso tomó más tiempo, y cuando empezó con Coco, estaba 10 mejores. Cada jugador tiene su propio proceso de maduración. Lástima que cada uno sea único, con sus propias fortalezas y debilidades, por lo que no se puede encajar todo en la misma forma. Es mi filosofía, pero no digo que sea la correcta”, continúa el catalán, que lleva 35 años jugando y ve un gran potencial en Zheng. “Honestamente, me preocupo mucho por ella. Y no ahora porque esté en la final, sino hace ya tiempo. Pero, evidentemente, se pueden mejorar muchas cosas; Tienes que estar abierto a cambiar algunos aspectos de tu juego”.
El técnico menciona la capacidad de evolución de Federer, Nadal y Djokovic. “Porque al final el tenis es esto, mejorar día tras día, una evolución continua. Y esto me gustó para ella, qué capacidad tenía. En mi vida he visto una jugadora tan trabajadora como ella, a veces la retengo, e incluso yo me molesto porque siempre quiero más. Tenemos un mes de horas de diversión. Nunca me había pasado algo así. Sabemos que todo el mundo quiere estar ahí”, continúa Riba, cuya primera experiencia en los banquillos fue con la actriz estadounidense, de origen uzbeko, Varvara Lepchenko, en 2020.
Tras la salida con Gauff en el US Open, el nombre de Riba apareció con fuerza y en el episodio final apareció al otro lado de la calle la temida Sabalenka, defensora del título y número dos. “Qinwen jugó contra ella allí [6-1 y 6-4 entonces], y sabemos que va a ser difícil. Sabalenka es la favorita, todos la conocemos, pero Qinwen está mejorando mucho y tiene margen para crecer espectacularmente, porque es muy joven. Me siento concentrado y tranquilo, y eso es muy bueno. Conéctate con muchas buenas sensaciones y mucha motivación, por lo que si lo haces en el juego creo que te va a dar oportunidades”, mira el entrenador.
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