El campeón fue expulsado. El circuito estatal de golf, el PGA Tour, comenzó esta temporada con el Sentry Tournament of Champions en Hawaii, el torneo que reunirá a los veteranos del primer campo y a los 50 mejores de la FedEx Cup. En este seleccionado club debería estar Jon Rahm , que en 2023 se coronó en cuatro ocasiones: en la misma Sentry, American Express, Génesis y Masters de Augusta. Pero la vasco, número tres del mundo, dio un portazo contundente y fichó por la LIV, la liga saudí, del mismo modo que la PGA le propinó un toe-toe.
Así que, con un ojo en el juego y otro en el baile de millones, ve y ve al mundo del golf. El ejercicio anterior terminó con un correo electrónico enviado por Jay Monahan, miembro del PGA Tour, a los jugadores justo antes del promedio. Era el límite que los rectores del circuito norteamericano y los responsables del PIF, el Fondo Soberano Saudita, se habían fijado en junio para unificar el calendario e identificar la pléyade que había dividido al deportado. Pero el tiempo se detuvo y Monahan explicó a los golfistas que el espacio es grande, con la vista puesta en 2025, y que sigue negociando con el PIF, el circuito europeo y un fondo de inversión estatal, Strategic Sports Group, que permitirá Alinear la dependencia de los petrodólares.
La gira saudita es inevitable. La marcha de Rahm supone un duro golpe para el mentor de la PGA; la mítica Royal and Ancient, una de las organizaciones que regeneran el golf mundial, estudia promover el deporte en Arabia; y hasta Rory McIlroy, siempre muy guapo con la nueva liga, suaviza la postura. “A veces miraba a la gran cantidad de personas que estaban en LIV. Fue un error de mi parte. No diré que perdió la batalla, pero aceptó el hecho de que fue parte de nuestra deportación. Son capaces de deshacerse de todo nuestro juego con su dinero”, supone el norirlandés, comprensivo del “inteligente movimiento comercial” de Rahm. McIlroy agradeció a la junta directiva de la PGA, otro símbolo de esa confianza que creía entre los jugadores ante el circuito americano. “Venimos como mano de obra y no como hermanos míos. “Estamos en el PGA Tour. Sin nosotros en el circuito”, es otra figura, el noruego Viktor Holvand, patrocinador de FedEx. Algunos patrocinadores como Honda y Wells Fargo han dado un paso en Costado.
Rahm hizo las maletas (estrenará el 2 de febrero en México) y McIlroy espera que se complete la paz: “Espero que queramos estar unidos, aunque haya gente en dos partes que no quiera que esto suceda”. suceder. Los chicos de LIV no quieren volver a la PGA porque no se sienten bien tratados. Y los muchachos de la PGA también quieren lidiar con los muchachos que están marchando. Pero la gente tiene que dejar atrás sus egos para que todos puedan participar, lo que sería lo mejor para el golf”.
La guerra continúa en un entorno solitario. Nunca en la historia del golf ha habido más dinero que en 2023. No tantos golfistas han ganado tanto. Siga un cálculo de Golf Digest y diez golfs, 271 golfistas completaron el campo y superaron el millón de dólares en ganancias. La mayoría, 139, del circuito americano; 49 en LIV, todos aquellos que jugaron al menos seis torneos; 32 en el circuito europeo masculino; 28 en la LPGA, 19 en el Champions Tour… Entre estos 271 nuevos españoles: Rahm, Sergio García, David Puig, Eugenio López-Chacarra, Jorge Campillo, Pablo Larrazábal, Adrián Otaegui, Carlota Ciganda y Miguel Ángel Jiménez
El estadio Talor Gooch, de clase media en el LIV, fue el año pasado por el golfista que más dinero ganó en 12 meses: 35 millones de dólares gastados en Adelaida, Singapur y Valderrama y logró el ranking individual de la liga saudí. Scheffler, número uno del mundo y nombrado jugador del año de la PGA por Rahm, acumuló 21 millones de dólares en la gloria suprema de Phoenix y The Players y acumuló 15 top ten en 21 torneos; Rahm llegó con 17, una nueva bonificación más para el programa de impacto de jugadores… Y 2024 marcó un nuevo récord. Para empezar, el Sentry responde con 3,6 millones de dólares en premios, 900.000 dólares que el curso ha superado.
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