No me gustan las fotos ni las cámaras. Creció en una zona pequeña, rural y remota de Colombia y se ha convertido en una figura importante del fútbol femenino de su país. Se lastimó antes de desesperarse y también lo abandonó cuando su camino parecía desvanecerse. Pero cruzó la meta para seguir entrenando en España y finalmente catapultarse al Chelsea, rival del Barcelona el sábado con la vista puesta en las semifinales de la Liga de Campeones (18.30 horas, Dazn). Detrás de la sonrisa fuera de la cancha y la mirada seria adentro, está Mayra Ramírez (Sibaté, Colombia; 25 años) con su fútbol potente y de corazón a corazón. Pura velocidad teniendo en cuenta su estatura -1,78 metros– pero, sobre todo, es “gratitud y humildad”, confía en la gente que la conoce. Y así convirtió por dinero en el premio más caro del fútbol femenino ––450.000 euros fijos, 50.000 variables–– hasta que el traspaso de Racheal Kundananji a la liga de estadios (por 735.000 euros) la superó. Emprendió una misión en el Chelsea: suplir la ausencia de la estrella azul, Sam Kerr, afectado por la pandemia del ligamento cruzado. En la noche de la semifinal de la Liga de Campeones contra el Barcelona el sábado, sólo Ingrid Engen –– que destacó durante todo el partido en la suplencia–– pudo frenar contundentemente los esfuerzos físicos de Mayra.
Pero para enrojecer el cielo inglés Mayra tuvo que ser descubierta. Jean Albert Martínez, entrenador en Colombia, le advierte que una niña está jugando al fútbol sobre cemento en Sibaté, una pequeña zona rural de Colombia, a hora y media de su casa en Funza. No dudé en verlo. “El encuentro jugando. Pensé que tendría 14 o 15 años y sería alto y grande en esa época. Pero cuando le pregunté su edad, yo solo tenía 10”, me confesó por teléfono que fue su primera técnica. El acuerdo para marchar en su club, el Real Pasión, siempre lo ha ofrecido su familia, que ya ha dedicado una pequeña empresa al campo donde vender sus productos. Con la intención de ahorrar dinero y tiempo para trasladar su casa al club, Jean Albert le instaló una casa en casa y creó un colegio privado para que los Pudiese estudiaran bien.
Cuando ingresó al equipo intentó resaltar las diferencias, ganar torneos y participar con la selección. “Desarrolla un poder en la cima de la curva de rendimiento del resto de deportistas. sus pique y la capacidad de reacción marca la diferencia”, explica Martínez. Y con el inicio de la liga profesional colombiana en 2017, un pasito de Mayra al Fortaleza ––equipo profesional–– y el regreso a Real Pasión, los clubes se interesaron. Recibió una oferta del PSG, pero desapareció de inmediato: Mayra se rompió el ligamento cruzado del bastón izquierdo. “Entonces tomé la decisión de retirarme del fútbol. No volví al club durante un mes. El busqué y la llamada. Hasta que hablé con su tio”, comenta Martínez. “Ella no quería volar, no quería saber nada más de fútbol. Todo el mundo la expulsará”, le dijo el chico de Mayra. Pero Jean Albert estaba en su casa buscándola. Lo sintieron en medio de la casa de sus padres. Y, para una charla necesaria, Mayra volvió. Lo hizo para no irse nunca del fútbol.
Jugando al más alto nivel, el Independiente Medellín ––el club más reconocido de Colombia––, lo buscó y llegó con una condición: el equipo regalaría material a su antiguo club. Ahí siguieron los éxitos y contactaron con Jean Albert desde España para darle una oportunidad. Al otro lado del gráfico, Antonio Toledo, entrenador del Sporting de Huelva, lo redescubrió en la lista de jugadores latinoamericanos que lo recibieron. “Me fijé en Mayra, y pedí más vídeos. Su potencial físico me sorprendió. Era un diamante en bruto”, confiesa orgulloso Toledo.
Estuve solo en 2020. Asustada, sufrí por estar solo en mi familia, y pensé en algunos momentos en rescindir mi contrato. Tímido, pero siempre concentrado en tu trabajo. “No me llames señora”, le repetía una y otra vez Manuela Romero, presidenta del Sporting. Prepárate, adáptate y sorprende. Al entrar por primera vez, Romero se vio eclipsado. “Mayra se va a romper, está buena”, le dijo Toledo a su presidente. “Fue imparable. Al principio le costó mucho meterse en todo el juego. Es una jugadora con un desgaste físico muy grande: siempre va con todo”, explica Romero y corrobora Toledo. Dos veces el cabrón pasó al equipo, y en ese segundo año el Sporting llegó a la final de la Copa de la Reina, aunque el futbolista colombiano no pudo jugar por lesión. “Firmó un contrato con nosotros. Antonio y yo dijimos que si esperábamos un año más para entonces dar el salto para llegar. Y fuimos educados”, confesó Romero, a quien le regaló un paquete de café de Colombia ––que aún no había abierto–– y una camiseta de la selección de su país firmada antes de marchar al Levante. Y desde entonces, del Sporting sólo han salido buenas palabras. “Perdió una gran recuperación. Es pura humildad y sencillez”, confiesa Romero una y otra vez. Llegó al Levante en 2022 y en 40 partidos marcó 19 goles. Mayra estaba hirviendo, pero el club valenciano anunció la aprobación en diciembre de un recorte presupuestario de la sección femenina con la intención de dar prioridad a la masculina. Entonces Chelsea.
“Los rumores son ciertos, Mayra Ramírez es azul”, anunció el club en la final de plata. “Mayra es una delantera dinámica que puede jugar en cualquier lugar de la primera línea. Tiene un gran físico, es atlético y un buen goleador histórico”, aseguró el director general del Chelsea, Paul Green, en la noticia. En 12 partidos marcaste tres goles y todavía encajas. “Ella es una guerrera. Yo no sabía nada de los ingleses, pero el Chelsea tenía un intérprete que también interpretaba la enseñanza”, explica Martínez. En Inglaterra el fútbol femenino tiene otra dimensión, y a Mayra le sorprendió que la recibieran en el coche para a entrenar, o de las estrellas de los hoteles en los que estuvo internada Mayra a Jean Albert Poco a poco se va acostumbrando. rápido. Esta vez estará en Stamford Bridge, el sábado de cara a la semifinal de la Liga de Campeones ante el Barcelona. Pero los fuegos, que tan poco disfruta, no se apagarán para Mayra.
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