Masters de Roma 2024: Un comienzo inolvidable llamado Zverev | Tenis | Deportado

Récords y precedentes en la mano, y siempre respetando la notable energía de un tenista que ha conquistado 22 trofeos -entre ellos seis Masters 1.000, un oro olímpico y dos copas de máster- y que poco a poco va asumiendo la dirección completa de la madurez deportiva. Alexander Zverev no debería haber representado un problema para el alcalde de Rafael Nadal en un viaje a París. El español se ha derrumbado ante los alemanes desde las últimas diez veces que ambos se han enfrentado, cinco de seis en circuito trillado, la última hace precisamente dos años en Roland Garros. Pero la realidad actual es muy diferente. Así como se dejó ver la expresividad de los regalos durante el sorteo realizado ayer en la Orangerie d’Auteuil, cuando se supo que el gigante será el primer cuello de Mallorca en este (teórico) último paso al Bois de Boulogne, resonó la onomatopeya muy ampliamente de sorpresa. Manos a la cabeza.

Si supiera que Nadal, a pesar del tradicional estatus de cabeza de serie debido a su pronunciación de caída en la lista, Iba a caerle a Coco. Pero miremos, analizándolo fríamente, el más desfavorable de todos hasta el momento se llama Zverev. Del mismo modo que el tenis es un deporte que ofrece la posibilidad de restablecer la situación en un corto periodo de tiempo, premia el momento y el uno y otro sentido descrito. El español, a punto de cumplir 38 años, lamenta un adiós irremediable que cada día más busca, y le tiene inmerso en el proceso entristecido de este presente que le niega el tiempo y le premia sin césar: victoria o nada. Y sin victorias no hay ritmo ni continuidad; Oh mar, gira hacia el punto de partida. A cambio, Hamburgo disfrutó de unos días felices en lo que todavía parecía el reciente título de Roma, un lugar de redención.

Gané el primer trofeo relevante de tu carrera y me deshice de haberlo hecho en menos de una semana. “El fuego está en París”, publicidad, no obstante. “Para mí, Sascha es el principal candidato este año”, confiesa a esta revista su suegro Mats Wilander, que sabe algo de tenis. Por tanto, no era una cuestión aceptable bajo ninguna circunstancia. Tampoco fue también un plato de buen gusto para jugadores de dimensión superior como Novak Djokovic, Jannik Sinner o Carlos Alcaraz, pero el primero parece que llegará a París rodeado de las dudas —no ha ganado ningún título y su interpretación ha dejado a mucho lo que quería, y los dos jóvenes por la incertidumbre física; a uno le caerá el duelo, al otro le caerá el antebrazo. Siendo quien es uno y elevado como si elevara a los otros dos, incluso era desaconsejable, pero si en las últimas semanas ha ofrecido un instante de vulnerabilidad es ahora.

Tras reinsertarse en la competición a mediados de abril, en Barcelona, ​​Nadal vive más que nunca hasta el día de hoy, y la salida en este torneo será absolutamente simbólica. Desde la entrada, uno el final. Si pierdes la suerte, encontrarás el consejo de que la hipotética carrera te dará un par de estaciones relativamente agradables para ganar sensaciones, aunque a partir de los octavos querrás inclinar el terreno (Rune, Khachanov, Medvedev…). En cualquier caso, todo son hipótesis y conjeturas para un campeón que no habría sabido reaccionar en la pista, que pasó en una tabla física y que no habría disputado un partido de cinco mangas durante casi años y medio, cuando el tendón de su seno ilíaco se rompió y los obligó a pasar tras el quirófano.

Rafael Nadal
Nadal, durante la sesión de estos juegos en París.Imágenes de DeFodi (Imágenes de DeFodi a través de Getty Images)

Tras unos bandazos, Zverev decidió afinar el rumbo profesional y confió que al cierre de una era, la de los tres gigantes, puede dar paso a obtener grandes resultados en el circuito. Hoy, la derrota final ante Dominic Thiem en el US Open 2020 marcó su límite importante, con otras cinco apariciones en semifinales; tres de ellas, en Roland Garros. Soberbio sacador —encajó sólo cinco puntos en la final del Foro Itálico ante Nicolás Jarry—, ya ​​que sus 22 laureles los ha anotado en el arco y comparte el juego de servicio con el polaco Hubert Hurkacz, el bombardero que apeó de poco a Nadal en la capital italiana. Como contrapartida, el asturiano intentará compensar el equilibrio a base de misticismo y psicología, sin olvidar el potente efecto del factor ambiental en una pista que conoce y domina como nadie.

Hizo casi todo ante una edición que, en realidad, ofrece múltiples atractivos. Ahí están Alcaraz —citado de entrada con un rival de la fase anterior— y otros 13 representantes españoles; acompañan a Davidovich, Pedro Martínez, Carballés, Bautista y Munar (emparijados) o el reaparecido Pablo Carreño, que regresa tras una tortuosa discusión con la cola; Sorribes —contra Andreescu— se sumará a la delegación femenina, que completan Bucsa, Bouzas, Masarova, Badosa e Irene Burillo. Esta última se entrenará en la plaza principal de un gran torneo, y la segunda en Roland Garros tuvo su primera experiencia en Wimbledon el año pasado.

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Por Bixintxo Armendáriz Campos