La selección española femenina de waterpolo gana la plata mundialista contra Países Bajos tras caer en los penaltis | Deportes

Plata en los Mundiales de 2017, plata en los Mundiales de 2019, plata en los Juegos de 2021 y plata en 2023. La selección femenina de waterpolo de España no rompió su destino argentino este viernes y después de llevar el partido a los penaltis, cayó ante Países Bajos por 17-16 en la final de los Mundiales de Fukuoka.

“Los penaltis son una lotería”, lamentó Judith Forca, convertida en la máxima goleadora del torneo con 23 goles; “nos queda un regusto amargo, pero tenemos una plata mundial y la clasificación para los Juegos de París, que era nuestro primer objetivo aquí”.

Fieras competidoras, tenaces nadadoras, tiradoras implacables, gente de orden y de volumen, las holandesas contrastaron sus dones con las ligeras españolas, menos concentradas, más endebles en defensa, más dispersas en tareas de mantenimiento y más brillantes a la hora de la improvisación. A la postre, las virtudes de las meridionales sirvieron para resistir y empatar en la penúltima jugada: 12-12. A las nórdicas el poderío les valió el gobierno de un partido que acabaron ganando en la tanda de penaltis porque Bea Ortiz estrelló su lanzamiento en el poste. La circunstancia casi accidental del tiro 10 centímetros desviado a la izquierda, resolvió un nudo bien atado entre dos equipos que pusieron el último cuarto en ebullición para deleite del escaso público japonés que se dejó caer por el pabellón.

La conexión que establecieron Judith Forca y Maica García, pasadora y goleadora, valió el primer tanto del partido. El 1-0 siempre esconde un símbolo. España necesitó la intervención de Maica y Judith para ganar a Países Bajos más de lo que Países Bajos necesitó la intervención de sus figuras, Simone van de Kraats o Sabrina van der Sloot.

Las tres grandes paradas que hizo Martina Terré a lo largo de la refriega no fueron suficientes. No compensaron los desajustes que permitieron a las holandesas ganar ventajas, obtener superioridades numéricas por la expulsión de alguna rival (13 a nueve a favor de Países Bajos), o rematar a bocajarro. Holanda tuvo el balón más de un 50% del tiempo de juego y lo empleó con más acierto. De los 24 tiros que ejecutó, 12 acabaron en gol en acciones de jugada. España solo alcanzó el empate a 12 gracias a dos penaltis y 32 disparos totales.

Un lance del partido entre España y Países Bajos.
HIROSHI YAMAMURA (EFE)

La precipitación pesó gravemente sobre las españolas entre el segundo y el tercer cuarto. A la falta de lucidez en ataque se añadió el desconcierto defensivo. Las holandesas lo aprovecharon. Llegado el último cuarto Países Bajos sumaba nueve de sus goles en 12 situaciones de superioridad. Sobrevino la crisis inevitable. A España solo la podía salvar la aparición de sus nereidas. Intervino entonces una actriz secundaria. Linda como pocas, ilumina el banquillo y nada poco. Podría establecerse como magnífica figura ornamental. Demostró que le sobra carácter. Holanda aventajaba a España por 10-7 cuando ejerció de salvadora. Sus dos goles, el 10-8 y el 10-9, de vaselina, devolvieron la esperanza a sus compañeras. El concurso se volvió duelo. Donde hubo competencia afloró la agonía.

Desatada la tormenta, con las holandesas aturdidas por el doble mazazo, el partido entró en el terreno en el que mejor se desenvuelven los superdotados. Fue el momento de Judith Forca, deslumbrante por la inteligencia con la que decide y por la fluidez con la que es capaz de desplazarse a toda velocidad sin agitar el agua, engañando a sus marcadoras, siempre mirando a su alrededor, siempre impredecible. Dice Miki Oca, el seleccionador, que “a veces sucede que gente que es muy potente fuera del agua, dentro del agua no lo es tanto”. Tanto en contragolpes como en ataques posicionales, la liviana Judith Forca movió el agua y el balón con el mismo efecto que dos remolcadores holandeses.

Se agotaba el tiempo cuando la nadadora de Sabadell sacó su zurda para enviar una bola patinadora por debajo de los brazos de las defensoras, imparable para la portera Laura Aarts. El 11-11 arrastró a España fuera del remolino. Lieke Rogge, con permiso de un despiste defensivo, volvió a hundirla (12-11). En la última jugada, tras dos tiempos muertos pedidos por el seleccionador Miki Oca, cuando los nervios pesaban sobre la agilidad de todas, Judith Forca, en un acto de rabia, de genio, o de imprudencia, metió el 12-12. El billete para una tanda de penaltis que se decidió por un poste a favor de Holanda.

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By Bixintxo Armendáriz Campos

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