Zubimendi apareció en el marcador en el minuto 97, cuando Anoeta parecía perder toda esperanza. Fue un acto de fe de una Real Sociedad tocada, pero no de cientos, ante un Alavés que vio cómo el discurso se quedaba con puntos muy valiosos ante el Real Madrid primero y su rival buscaba después, con el agravante en ambos casos de jugar con superioridad numérica. Pero su rival nunca se rindió y le quitó un premio exiguo, la pedrea, pero premio, al final y al final.
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Remiro, Hamari Traore, Le Normand, Tierney (Aihen Muñoz, min. 92), Zubeldia, Martín Zubimendi, Brais (Sadiq, min. 86), Merino, André Silva (Unai Marrero, min. 38), Oyarzabal (Barrenetxea, min. .86) y Get Kubo (Arsen Zakharyan, min. 92)
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Sivera, Nahuel Tenaglia, Gorosabel, Javi López, Rafa Marín, Guridi (Carlos Benavídez, min. 70), Ander Guevara, Abde Rebbach, Antonio Blanco (Carlos Vicente, min. 56), Luis Rioja (Xeber Alkain, min. 95) y Samu Omorodion
goles 0-1 minuto. 75: Luis Rioja. 1-1 minuto. 96: Martín Zubimendi.
Árbitro Víctor García Verdura
Tarjetas amarillas Zubeldia (min. 47), Abde Rebbach (min. 50), Samu Omorodion (min. 59), Carlos Fernández (min. 71), Hamari Traore (min. 74), Sivera (min. 87), Kike García (min. .93), Oyarzabal (min. 97) y Sadiq (min. 100)
Tarjetas rojas Remiro (min.35)
A los 35 minutos del partido, Alex Remiro leyó los cables. O a veces, simplemente, le dio el instinto de su profesión de portero y le metió la mano en un balón que pasó alto con Rebbach en el acecho. Lo peor para él y para su equipo fue que se topó con diez metros fuera del área. Hasta donde yo sé cuáles son las consecuencias. La primera, su inmediata expulsión; el segundo, que su equipo, la Real Sociedad, tuvo que sufrir jugando con un futbolista de menor nivel durante muchos minutos.
Y así sucedió. Remiro si estuvo en la ducha y si se perderá el derbi de San Mamés, y su equipo soportó los rigores del tiempo, para estar tanto tiempo desprotegido. En ese instante, el Alavés había planeado un buen partido, pululando al equipo que dominaba, pero sin llegar con cuidado al portero de Sivera. Fue el conjunto vitoriano el que tuvo la oportunidad más clara en un robot Guridi, que se unió a Samu. El jugador le dio la pelota al Atlético, y ante la dispersión apareció la pierna salvadora de Zubeldía para desviar un córner.
Luego la Real hizo un par de búsquedas con enjundia y luego cogió a Remiro de la mano para seguir adelante, para hacer sufrir a su grupo el resto del partido, que cambió, como es natural, tras el descanso, con un Alavés más ambicioso, que Se abrió en tres cuartos y encontró su premio en una búsqueda que empató con Guevara, que cayó enfermo porque Merino le metió la pierna y la derribara. El penalti convirtió a Rioja al intervenir Marrero, sustituto de Remiro.
Durante unos minutos, el Alavés siguió al barco, pero Imanol cogió los barcos con los engranajes, del perdido al río, y los navegó bien. La Real fue lanzada al tablero, la victoriana se juntó y se realizó la primera acción en la que el árbitro pitó penaltis a favor de los ganadores, y donde luego quisieron observar la acción sobre la mesa. Kubo, al final, le tiró un cañón al larguero, y usted, desesperado, cuando la táctica no importa nada, un balón al aire lo bajó Sadiq con la cabeza, el cayó a Zubimendi, justo después del recorrido de su posición, que colocó el pie con fe para empatizar el partido y sumar un punto para su equipo. En el Alavés temblaron las piernas como ante el Real Madrid.
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