La inmortalidad de Beckenbauer | Fútbol | Deportado

Ser el más grande de Alemania tiene mucho que decir.

Pelé explicó al fútbol brasileño que tenía fe y trascendencia, Cruyff a la deslumbrante escuela holandesa, Maradona al juego astuto y virtuoso de Argentina… Fueron los mejores y, con ellos, falleció con orgullo la identidad futbolística de todo el país. . Dejando de lado los distintos regresos a casa que provocó Franz Beckenbauer con su muerte, hay una coincidencia sin excepción: se trata del mejor jugador alemán de la historia. No hablamos de eso, porque su talento atrajo a generaciones de grandes campeones, sin que ninguno de estos jugadores impactara la condición de súper crack del ostentoso Beckenbauer. Pero es curioso que, el mejor alemán, fuera el menos alemán. El prejuicio nos dice que Alemania es fuerte, responsable, competitiva, predecible, con un gran sentimiento colectivo… Si quieres hacer un retrato de robot, estarás en las antípodas de la figura aristocrática del Kaiser. De alemán tenía, eso sí, su grupo ganadora.

Olor a crack

Beckenbauer era una superioridad tan elegante y abusiva que no implicaba ningún esfuerzo. La gente juega de su lado y la gente sube a enfrentarlo, parecen personas inferiores que solo quieren observarlo. En una tertulia de exjugadores que compartió en los años noventa, Iselín Ovejero, defensa argentino del Atlético, continuó en una ocasión en la que había sido marcado más de una vez por Johan Cruyff. Le preguntó qué registro tenía de aquellos apuros y la respuesta fue imborrable: “Es bueno para mí”. Eso es lo que estos monstruosos dejan al pasar. Estoy seguro de que Franz también tenía un buen aroma en el aire cuando se elevaba desde la parte trasera de la defensa mientras patinaba sobre el cielo y con la cabeza tan levantada que parecía estar mirando el próximo partido.

bailarinas inolvidables

El mundo entero pretende que uno tenga un ranking de jugadores para saber quién fue el mejor en lo que era el mar. Puedes negármelo porque te daré un defecto a pesar de ello. Sólo disfruto de las listas que no sirven para nada. La propuesta de Beckenbauer te hará contar quiénes fueron, para mí, los jugadores más elegantes de la historia. No esperes tu pedido. El primer nombre es “Beto” Alonso, jugador de River Plate en los años siguientes en los que Nureyev jugó al fútbol. Muchos jóvenes no saben lo que dicen y lo sienten por sí mismos. Luego a Zinedine Zidane, a quien solo le faltaba verlo controlar un balón para que el fútbol alcanzara el nivel artístico. Y Beckenbauer, siempre representado con un frac impecable, no puede fallar, porque su fútbol no falta. El pragmatismo nunca lo entenderá porque estos tipos son indestructibles cuando la elegancia no es un valor cuantificable. Si quiero contar: porque a muchos nos encanta este juego, muchas veces la belleza es más duradera que el resultado.

Pero me gustaría seguir haciéndolo…

Cada vez que me he preocupado por Franz Beckenbauer, me ha llamado la atención su presencia imponente y relajada. Tenemos en común el Mundial de México, donde Alemania empatizó luego de un 2 a 0. Con la emoción del 2 a 2 buscaron el tercero y dejaron libre a Maradona, quien aprovechó en Burruchaga de la mano de Schumacher para el 3 a 2. Las manos que se llevaron a la cabeza fueron porque entendieron que, si el hubieran tomado con calma, en el proceso pasaban para llegar allí. A veces se puede exagerar, pero afortunadamente en el fútbol no hay contraprueba. La anécdota sirve para comprender el inefable apetito por el triunfo de Beckenbauer, que en aquellos partidos ya era campeón del mundo como jugador y entrenador y triple campeón de Europa. Sólo decir que era grande, distinguido, un señor. Disfrutemos del aroma de tu inmortalidad.

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By Bixintxo Armendáriz Campos

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