Como el regreso de un exiliado. Es el de una generación que prometía futuro, que estuvo siempre presente en el Barça y que ya formaba parte de un pasado nostálgico culé. Un grupo de jóvenes futbolistas que provocaron masacres en los campos de Cataluña y que pretendían escalar más alto que el primer equipo, pero que desistieron. La generación del 95 saldrá a buscarse vida fuera de La Masia. Una expatriación no deseada, un nacimiento prematuro. Entre ese grupo, Sandro Ramírez y Munir El Haddad, ahora jugadores de la UD Las Palmas y las hordas de un también exculé, Francisco Javier García Pimienta. Este sábado se enfrentarán en Barcelona, el padre al que quieren renunciar, en Montjuïc entre las selecciones (21 h, Movistar+).
En el partido de Ida, fue precisamente Munir quien abrió el marcador -y el único gol canario- con la asistencia de Sandro a los 12 minutos de partido. Ambos, considerando como antaño las nuevas alegrías del Camp Nou, se vieron obligados a recurrir a diferentes equipos españoles entre cesiones y partidos antes del paso definitivo en el equipo formado por Messi, Neymar o Luis Suárez. Fue el último veterano de una generación dorada, la que en 2010 ganó la Nike Cup en Manchester, y cuatro años después ascendió a lo más alto de la primera UEFA Youth League en Barcelona, donde Munir fue el máximo goleador, el MVP. y ganó un doblete en la final. Héctor Bellerín, Jon Toral, Keita Balde, Álex Grimaldo, Jean Marie Dongou o Sergi Samper son algunos de los futbolistas de aquellos años que abandonaron el Barcelona.
“El Barça puede estar tranquilo, este grupo de jugadores, siguiendo su progresión normal, dentro de un año puede ser la base del primer equipo”, analizó Eusebio Sacristán cuando dirigía al Barça B. Pero esa profecía no se cumplió. Munir, goleador en las categorías inferiores, debutó en el primer equipo en 2014 y hasta 2019 -cuando marchó al Sevilla entre dos cesiones- sumó 56 partidos y 12 goles. Tras cuatro temporadas en el club sevillano y tras 113 partidos disputados, pasó un año desde el Getafe hasta que, finalmente, se produjo este curso en Las Palmas. Cuando conoció a un viejo compañero: Sandro. El jugador canario debutó también en 2014 bajo las alas de Luis Enrique, y acumuló 32 partidos y seis goles con el primer equipo antes de llegar al Málaga en 2016, tras el Everton —con tres cesiones—, su paso por Huesca, otro traspaso al Getafe. y otro a Las Palmas en 2022 hasta su compra en 2023.
Desde el cuadro jugará por la victoria García Pimienta —y no Xavi, amonestado—, uno de los técnicos mejor valorados de la canción pero baja en 2021 con un año de fuerza de contrato. Además, hay otros tres jugadores en Las Palmas con la bandera azul: Marc Cardona, que sólo jugó dos partidos con el primer equipo; Mika Mármol, futbolista clave para Pimí y el hecho de que Barcelona todavía conserva el 50% de los derechos de la federación; y Julián Araujo, cedido al club azulgrana a final de temporada, lesionado y limitado por el cláusula mied.
Las Palmas jugará contra el Barcelona con el mismo objetivo. “Pimienta tiene ADN Barça. Debemos poder convertirnos en protagonistas de la pelota. No será un partido fácil”, confesó Xavi en el partido. El equipo hace un buen partido entre jugadores que juegan sin perder, mientras que su rival acumula cinco partidos sin ganar. Y hasta la fecha Las Palmas lleva 52 años sin regresar de la ciudad con una victoria. El regreso para muchos podría tener sabor a venganza, pero sobre todo a nostalgia cuando suceda lo mismo en la mágica montaña de Montjuïc.
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