Cuando Jan Oblak le pisa el pie un poco fuera de la línea, le pido que lo deje atrás para que nadie pueda dudar de la validez de su acción. El penalti de Klaassen buscaba un grado de feminidad y calidad. Lo hizo con el convencimiento de quien había aguantado el anterior, lanzado por Alexis Sánchez. ¿Y de quién estás convencido de que esa pelota va a llevar esa trayectoria? E incluso si el lanzador cometió el error de dar un paso para asegurar el tiro, ese tiro golpeará sus guantes y terminará con la pelota fuera de su portería.
Esta enorme hoja de papel de alguien que decidió que no era muy bueno en el arte de parar penaltis: bienvenido al club. No sólo llenó uno de sus brazos, sino que en una enorme, elegante y poderosa parada creó el balón con sus dos guantes. Registra que la bola de base estaba apagada y que la luz se pondría roja. El castigo y sus misterios, que durante muchos años han dejado al mejor tirador para el último tiro —ya sabes, el de mayor presión, el más exigente—, ha cambiado actualmente la tendencia y son los primeros en disparar para asegurarse de que el Que buen comienzo, que las energías sean positivas, que el viento sople a favor.
La Federación Francesa de Fútbol ha iniciado un estudio sobre la asunción de penaltis, ya que así ha sido en los últimos partidos disputados, tanto en el Mundial masculino como femenino, buscando los palos para garantizar que la próxima vez el partido sea exitoso. También el trabajo a realizar con los porteros para obtener mejores ratios de efectividad. Permítanme recordar que, en este caso, vale decir que la puerta parece como si el lanzador enviara la pelota fuera de la puerta. Vamos, como lo hicimos en el Metropolitano, donde las paradas y los tiros penales se transformaron en un motivo de alegría, ni más ni menos era un partido para Lautaro Martínez, otro especialista, que buscaba la oportunidad de darle el triunfo al Atlético y así el camino hacia los cuartos finales.
Está claro que antes, la improbabilidad del fútbol había hecho que dos lanzadores expertos como Alexis Sánchez y Klaassen -bueno, que ataja Oblak- hubieran caído ante los que Simone Inzaghi, entrenador del Inter, se había presentado en el juicio. En ocasiones lo hacía pensando que el especialista y el despedido eran una fórmula infalible para una sanción marcada. Y la realidad, el momento, la magia del Metropolitano o la calidad del Oblak, el sacaron de la ecuación y las reducciones a velas absolutas.
El caso es que, estos días, acudiremos a tres equipos españoles en el bombo, cuando pase la temporada esperemos que la invasión de los ingleses haya sido imparable y que Italia sea el nuevo fútbol. Estaremos esperando a cuatro entrenadores del Barça con sus particularidades y evoluciones y sistemas particulares. También tendremos a nuestro equipo entre los que tienen dificultades para elegir al favorito, porque yo diría que todos pueden eliminarlos a todos, pero en ese City es el defensor del título y, por tanto, alguien a quien has aprendido a ganar, y el gen Copa de Europa del Real Madrid, parece que llevan mil años. Esto es lo que el globo tiene que desmentir… o confirmar. A veces es la ocasión histórica del Arsenal, que lideró la Premier League, pero regresó después de 11 años a los cuartos de final de la Liga de Campeones.
O, a veces, si decían los cuartos de final de los equipos en crisis con Bayern Munich, FC Barcelona, Borussia Dortmund y Atlético de Madrid, enfrentados con muchos problemas y muchachos en la competición local, pero buscando la luz en Europa. Y este PSG siempre parece estar convulsionado, pero contra el hecho de que nadie querrá jugar al ritmo en las semifinales. Ah, en verdad, en los octavos pases se jugaron el penalti para decidir el ganador tras estar ausentes de aquella final entre Real Madrid y Atlético. El Arsenal marcó, transformando, el primer penalti. El Atlético lanzando, convirtiendo, el segundo. Sólo un hecho.
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