Conde de Godó 2024: En su regreso, un Nadal eficiente (aún sustos) | Tenis | Deportado

En las circunstancias actuales no merece la pena infravalorar una Victoria como esta. Tras el 6-2 y 6-3 (en 1h 25m) al joven Flavio Cobolli, la primera vez que sale del 5º de las negras, Rafael Nadal muestra el balón, agradece y celebra en el central barcelonés lo que había hecho en otros veces un triunfo rutinario, del montón, otro más. No ahora. Es una primera vez, pero el entorno lo expresa todo. “Cuando uno cría dos años compitiendo tan poco, cualquier torneo que pueda jugar es importante. ¿Qué más hay en esta pista, donde veo vívidamente tantas cosas? [12 títulos entre otras experiencias], lo hace aún más especial. Estaba nervioso cuando caminaba, así que ya me imagino”, le responde a Tommy Robredo a pie de pista. Estoy satisfecho. Y tal vez no, que estas alturas y esta tesis sean tan difíciles no es poca cosa. Habiendo salvado su cuerpo y calibrado su tenis entre el fuego real, ahora se acerca una prueba que ciertamente liga mucho antes que el deseo; Será este milagro (Antes de las 16.00 horas (Teledeporte y Movistar+): Alex de Miñaur, el 11 del mundo. ¿Estás preparado? “La verdad es que ni idea. No tengo ninguna certeza. Hoy sólo puedo pensar en jugar contra él primera fiesta».

Ha pasado el tiempo, casi dos años desde que disputará su último partido en el mundo —aquel monólogo contra Ruud en Roland Garros—, tres años desde que su derecha no tiene cráteres en la arena de Godó —épica se comió a Tsitsipas—. Pero algunas cosas nunca cambian. Nadal entra a la pista y el Barcelona, ​​el fuego a media tarde, mete los pies, lo ha girado alguacil de Pedralbes; Ya estoy listo para rebosar y piropos por todos lados, ya es tostar y quitar todo lo que vaya a ir del otro lado. Pienso y calculo todo, sí. Los miedos están ahí y esta mente debe ahora superar la frontera lógica de mi corazón. Es mucho tiempo para competir, varios meses en la reserva. Se produjeron muchos golpes de estado. El físico, por supuesto, no debe dejarse mimar. Sí Sí…? Las dudas se incrustan en el cerebro como las garrapatas y pasan ay, van y vienen, siempre aciertan. Pero es un día de celebración y se aprueba el examen.

«¡Gracias por venir!». “¡No te vayas nunca, Rafa!”, le dedican desde el graderío, mientras su familia observa y su padre Cruz cargado con las piedras, de este palo se pega a éste. Un elenco posando. Y otro caja, desde una esquina, está presente todo el plano principal de su equipo técnico: López, Marcaccio y Moyà completan el tres en raya, pendientes de cada mano y al arrope todo el tiempo: “¡Força!”. El tenista empieza a tomar uno. ¡Vamos! tímido en la primera parte y castigar al músculo con un trasero ancho, ¡NO! Serie de principio a fin, expresa las palabras adecuadas durante la acción y en la palabra. Envía el momento.

El sol pega fuerte en Barcelona y Nadal, con su bronceado chocolate todo el tiempo, decidido a agarrarse a la línea de fondo con pelotas y dedos, y abordar desde allí. Enganche la punta del pie izquierdo en el paso, todos los tics continúan ahí; si retrocede en el tiempo para ahorrar, proceda cómo puede acercar a la persona a esta joven italiana – canción prolífica, ahora nuevas representaciones en ella los primeros 100—sds— que te enfrentas en un gran día, porque tienes alguna opción de caer ante el rey es esta, ahora que el ritmo está mal y que no tienes todos los consejos. “Lo que sea que le pueda pasar a este tipo de días, después de mucho tiempo sin jugar un partido profesional”, afirma. Entonces lo dosifica, lo salva todo. Es un Nadal de circunstancias, según la realidad actual: cada pelo puede ser el último. No desperdicia ni una gota de energía en Mallorca y ese vigor característico -38 años y 3 de junio- sólo se nota en dosis reducidas.

Nadal, envuelto en una camisa de fuerza, atrapado. Quiero prepararme, intentar guiar al grupo, pero no puedo esperar a nada más. Contenido y más contenido, jefe y más jefe. Prudencia por bandera. En cualquier caso, le basta con controlar un partido que revela a una oponente interesante —62ª del mundo a sus 21 años—, aunque todavía muy verde. abundante las cañas por su lado y Nadal hace de ahora en adelante ejercicio metódico, inteligente, centrándose en el centro, en estas seis solturas que le permiten juzgar los puntos y los juegos; ganando mucha tranquilidad, y sentí que esta es definitivamente la prioridad. Un quiebre en el cuarto juego enaltece el set inicial y en el segundo tiene un arrebato, con una baza que sabe gloriar cuando Cobolli abre el córner y él, manda, que para otra cosa juega en casa, elige el muñecozo y, ahora si, luz de puño de guerra.

Nadal, en otro momento del partido.ALBERTO GARCÍA

Si sabes desde ya que Nadal, con mucho dinero, vale mucho. La última temporada en el hospital -más de tres meses después de que se produjeran más acosos en la zona afectada en junio del año pasado- no marcó la culminación de sus instintos competitivos, pero sí lo que sí ocurrió. Pero sí, su servicio. Fortalece tu mano sin forzarla, protegiendo tu condicionado abdomen que, como le revelaste a Toni la semana pasada en Segovia, te está haciendo pasar una mala noche desde principios de año. Las cifras del velocímetro no se activan: sus primeros saques van a 160 o 170 kilómetros por hora —algunos no superan los 145—, cuando su ritmo habitual es mejor en 190. Alcanza fue apenas un pico de 187, pero de forma aislada. Todas las precauciones son pocas.

Sólo en la parte final del duelo libera puntualmente su poder: vuelo, y el aficionado golpea contra la chapa metálica de la grada. En las bolsas de peso predomina en casi todas ellas. Concéntrate, dirige tu única atención en un par de instantes, a mirar en un par de espejismos a tu hijo Rafael, en brazos de tu novia. Denuncia al niño con el regalo y reclama la cuarta fila a su padre: oh está aquí, oh es papá otra vez.

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By Bixintxo Armendáriz Campos

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