Pasaron los fines de semana y con él avanza el calendario del Mundial de Fórmula 1, que en este caso juega contra Carlos Sainz, que sigue sin coche con vistas al curso que viene después de que Ferrari se encontrara en la manga una cómoda a la que nadie vio venir. y convocó a Lewis Hamilton para ver la roja a partir del año que viene. Esta operación se realizó en español en un mercado que se puede hacer mucho antes de lo habitual. Sus opciones preferentes eran dos: hacerse amigo del Mercedes que Hamilton había dejado vacante, y aspirar a sustituir a Checo Pérez en Red Bull, donde voló para coincidir con Max Verstappen, su compañero en Toro Rosso en la misma liga que ambos. ellos en el campeonato (2015). Al mismo tiempo, Audi, que prevé entrar como fabricante en 2026, ha identificado Estable como objetivo prioritario de la primera fase de su proyecto.
Sobre el papel, la marca Ari sería un aliado de garantía, aunque su punta no esté llena de muchos obstáculos y de que algo anda mal. De entrada, fichar por Audi suponía que tendría que correr con Sauber en 2025, dado que la liberación oficial no se levantaría en su momento, cuando, precisamente, se introduce el nuevo reglamento técnico, que llama la atención sobre la nueva tipología. del motor. Doble voltereta con pirueta para el fabricante alemán, que no sólo tenderá a competir con el regreso de su debut en la F1, sino que además lo hará sobre una marca nueva y sin referentes.
Sainz parece ser consciente de que sus dos primeras alternativas son cada vez más complicadas. Mercedes, y todo Toto Wolff, su director, no piensan en cejar en su encargo de brindar por Max Verstappen en Red Bull, que atraviesa un periodo de turbulencias internas capaces de desestabilizar cualquier cosa. Para conseguirlo, en la recámara observa a Andrea Kimi Antonelli, un joven que llama a la puerta de la F1 y al que la compañía del astro ha visto crecer. En el caso de Red Bull, la mayoría de indicadores apuntan a la continuidad de Checo Pérez, quien se ha quedado con la duda desde su incorporación a la estructura del búfalo rojo (2021), pero que todo continúa. El mexicano aspira a fichar por dos ejercicios, pero los responsables del conjunto energético prefieren ofrecer solo uno. De cualquier forma, ya sea desde Jalisco o desde la casa de su padre, cada día se busca la prolongación de su corazón.
Con toda esta ensalada variada de su vecino, Sainz no se cierra ninguna puerta y amplía su campo de visión. La última cita en puerta fue Williams, una formación histórica que ha ganado algo de tiempo en un proceso de reembolso que no termina con sus frutos: el tropo de Grove (Gran Bretaña) cierra la tabla general, lástima que Alex Albon y Logan Sargeant han podido mostrar su caso. Llama la atención que el madrileño ha sido plantado por el equipo que levanta el semáforo rojo, cuando tiene otras vías de comunicación abiertas. Lo que pasa es que la alianza Williams ha renovado su contrato con Mercedes, que le suministrará motores hasta 2030. Además, la falta de competitividad del FW46 parece limitarse a su peso, algo que, según James Vowles, el director técnico, tiene una solución relativamente comparable.
Desde Mónaco, donde este domingo se celebra la octava carrera de las 24 que tiene programadas, Sainz se dio cuenta de que no tenía premio para decidir su futuro. “Antes de tomar una decisión tan importante, quiero mantener todas las cartas en la parte superior de la tabla para encontrar la dirección correcta. Estoy a punto de cumplir 30 años y quiero que el próximo proyecto funcione”, como dice el hijo del bicampeón del mundo de los rallyes (1990 y 1992).
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