La selección balonmano alemana organizó el Campeonato de Europa que organizó una demostración de fuerza tanto en la pista, al imponerse por un contundente 27-14 en Suiza, como a nivel, donde 53.586 espectadores se dieron cita para ver el debut del equipo alemán.
Una cifra que permitió igualar el récord mundial de asistencia a una fiesta de balón establecido sólo un par de horas antes en el choque que se disputó en el mismo escenario, el MERKUR Spiel-Arena de Düsseldorf, en el partido que se disputó en Francia con Macedonia.
Si no había dudas sobre la continuación del récord de asistencia, después de que el pasado mes de septiembre se superaran las 50.000 entradas de ventas del día inaugural, surgieron más interrogantes sobre el desempeño del grupo alemán. Máxime tras los colistas de la última hora de la primera línea Marian Michalczik y el extremo Patrick Groetzki, dos piezas clave en los planes del seleccionador alemán, el aislado Alfred Gislason.
Dudas que escapó de borrázo del plumazo de la relojería Andy Wolff, que parece dispuesto a repetir, en esta ocasión ante el público, la asombrosa actuación que llevó a Alemania al título continental en el año 2016 en Polonia. Tal y como lo confirman las propias intervenciones de Wolff, que en pocos instantes superó los 66 para cientos de paradas, frenó en la primera mitad cuando el base alemán convirtió en un muro casi irrompible para los jugadores suizos.
Desfiles y más paradas que condenaron a la selección suiza a marcar sólo un gol entre seis y diez minutos, el que no desaprovechó a Alemania para romper definitivamente el empate con un partido 7-1 que se quedó en local con seis goles marcados ( 9-3) en el marcador. Pero el conjunto alemán no sólo puede contar con un portero sensacional, sino que también tendrá que lidiar con uno de los jugadores más talentosos del panorama actual, el central Juri Knorr.
El jugador alemán, que durante su fase de formación pasó por el conjunto azulgrana, demostró que no sólo es un magnífico pasador, sino también un portero implacable como atestiguan las seis dianes con las que apretó el choque.
No hace falta, sin embargo, la selección alemana da la mejor versión del tercer disparo por encima del cual se mantienen las opciones de medalla del conjunto local, el pivote Johannes Golla, autor de un solo gol. Y no falló el tiro para marcar (27-14) ante una Suiza que apreció aún más los problemas ofensivos de la primera parte en unos segundos en tres minutos en los que los suizos sólo anotaron seis goles.
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