Tan discreto y silencioso es Jannik Sinner, un entrenador cyborg en la pista, que cuando pasa por uno de los pasillos de las instalaciones de entrenamiento de Melbourne Park ni siquiera llama la atención. Gorra baja, sudadera también, brazos y piercings como alas blancas, la italiana transmite la sensación de estar en trance, como si el gran golpe fuera maquinara. La idea no ha sido discutida. El principal ideólogo del plan, Darren Cahill, quien en una entrevista a finales de diciembre concedió a El Corriere della Sera, admite: “Jannik ya está listo para ganar uno grande, puedes hacerlo en Australia. El físico es una de nuestras prioridades. La base quedó ahí gracias al trabajo con placas. [su anterior entrenador], pero ganarás más masa muscular dando pequeños pasos. Así protegen las articulaciones, ligamentos y huesos. Pero ahora confía más en su cuerpo, tiene menos dolor y se conoce mucho mejor a sí mismo”.
“Soy todos los músculos, sí…”, murmuró el tenista la semana pasada, para solucionar el ejercicio en Melbourne. “Es flaco, pero está bueno. Estoy feliz con mi corazón, aunque no, no soy ningún Guardián de la playa…”, prosigue el tirolés, vencedor del primero en la penúltima fase del torneo —6-4, 7-6(5) y 6-3 al ruso Andrey Rublev en cuartos de final—, firmó un resultado impecable que multiplica la sensación general de haber llegado a la hora, su hora, que Cahill tuvo con tanta paciencia: está listo para vencer a Novak Djokovic en las semifinales de la mañana (7-6(3), 4-6, 6-2 y 6- 3 a Taylor Fritz) y ganar su primer título importante. “Trabajo para esto, para jugar contra los mejores del mundo, así que será un lugar para jugar contra Novak, quien establece un récord increíble aquí”. En realidad, lo hago. A estos diez trofeos recogidos en Australia, Serbia sumó una racha de 33 triunfos consecutivos, que iguala el récord logrado por Mónica Seles en su día.
“Tengo mucha confianza en mí mismo, y como la mente es lo más importante”, subraya el cuarto número del mundo, abundante desde el final de la página: éxitos en Pekín y Viena, semifinales del Masters, triunfo en el Copa Davis, dos escalones para el propio Djokovic y comprometido en este período que tanto promete. Para él, digo, Sinner tiene un plan, el mismo que ejecutó en su día André Agassi de la mano del sabio Cahill. Y funcionó. En 2003, Estados Unidos fue derrotado en el primer gran compromiso del año sin jugar un solo partido oficial preparatorio y triunfó. Fue su último gran pelotazo. Superó al inglés Rainer Schüttler y tenía 32 años, una vez mayor que el actual Sinner. El italiano, que rara vez se aplica, el perfecto alumno que es un perfecto profesor, aprende, anota en el libro y lo aplica. ¿El resultado? El tránsito más eficaz al cruce con Djokovic, muy exigente con Fritz.
No cedió ni un solo set a Sinner y el respeto hizo que su candidatura subiera. Van de Zandschulp, De Jong, Báez, Khachanov y Rublev se decidieron por ellos en India. “Preferimos no entrenar con un torneo antes de la competición en Melbourne para proteger el cuerpo y la mente. Es la estrategia implementada por Andre durante los cinco años que lo involucraron. Entonces tuve espacio para recuperarme bien y estudiar. [deporte en el que también enfocaba al profesionalismo] un día con moderación”, contó estos días Cahill. “Tomamos esta decisión porque el último tiempo terminó muy tarde. No quiero tener demasiados días libres, pero a veces me gustaría evitar tensiones competitivas. Confío mucho en mis posibilidades”, dice, uno de los atractivos de este partido final del torneo.
El ritmo de la pelota.
No es el único que ha abandonado el camino del menos es más. Carlos Alcaraz —citado hoy (11.15, Eurosport) con Alexander Zverev— también prefirió la fórmula de dosificar y concentrar esfuerzos en la marcha. Ambos participaron en un par de exposiciones, nada más. “Además de todas las condiciones que reúne, es buen chico”, asegura una voz de amplia experiencia en el circuito; “y probablemente mantener el ritmo del balón más alto que el de todos”. Autoexigente, más. “Estoy seguro de que puedo mejorar”, indica. “Son este tipo de jugadores de los que siempre quieres más. Si puedes implementar algunos cambios de un torneo a otro, lo haré”. Mientras que su entrenador señaló el triunfo de Medvedev en la final de Pekín como la gira definitiva: “Salí de su zona de confort, porque Daniil es como una partida de ajedrez. Fue una obra maestra, más que las victorias ante Djokovic en Turín y Málaga”.
Hoy Sinner ha conseguido 10 títulos, siendo el Masters 1000 de Toronto el verdadero pasado como su condecoración más importante. La historia dice que es el tercer jugador más joven en llegar a las semifinales del Abierto de Australia sin introducir ninguna manga, entre Rafael Nadal y Djokovic, ambos con 21 años en 2008. Al mismo tiempo, otros datos demuestran que forma parte de la lista. 20 grandes tenistas jóvenes que han logrado 40 triunfos en Grand Slam; Gana Relief se celebra ya que 18 de los 19 jugadores restantes se proclaman campeones en alguno de los cuatro escenarios. Brillan tiene a Becker, Borg, Wilander, Agassi, Hewitt, Edberg, Sampras, Safin, McEnroe…
“Me pregunto de qué estoy hablando [el pulso del viernes]. Va a ser duro consigo mismo. Controla lo controlable, que es dar el cien por cien y tener la actividad adecuada, luchar por cada bola. Y luego veremos el resultado. No se puede hacer más -dice mientras el número uno define a Seles como uno de sus grandes referentes históricos- “todos nos preguntamos desde cuándo llegamos a saber que no podemos parar por lo que estamos pasando”. [fue acuchillada en la pista]”- y elabora con su equipo una estrategia para hacer frente a la gran ola del momento, el chico que estaba llamado a pilotar el tenis de la mano de Alcaraz durante menos de la próxima década. No, el pecador no es ningún Guardián de la playa Probablemente no lo haré. Pero no te pierdas lo que haces. Juego tenis como un poco todos los días.
Puedes seguirlo en EL PAÍS Deportes en Facebook Sí Xo escribe aquí para recibirlo nuestro boletín semanal.
Regístrate para seguir leyendo
lee sin limites
_
